A lo largo de la vida de las personas, la interacción con las personas es fundamental para cubrir la gran mayoría de las necesidades elementales para nuestra existencia: una de ellas es el amor. Nuestro primer acercamiento con el mundo lo tenemos a través de nuestra madre, en sus brazos conocemos qué es sentirse querido, aceptado, acompañado y contenido emocionalmente.
Este primer contacto definirá muchas de nuestras conductas y reacciones ante las diferentes circunstancias de la vida; así también, esta primera relación sera la que determine muchas otras que habremos de establecer a lo largo de nuestra existencia. Si el primer contacto con esta persona tan importante es cálido y enriquecedor en la formación del sí mismo, la capacidad de relacionarnos con otro será mucho más fácil y confiada. Por el contrario, si nuestra madre no es afectuosa o vive miedosa ante su rol materno, la formación de la estructura del sí mismo será débil y temerosa ante experiencias interpersonales nueva. Esta ultima puede evidenciarse a través de dos formas de expresión: timidez o conductas violentas.
La persona que ha desarrollado una estructura del sí mismo débil, puede retraerse o mostrarse violenta, ambas conductas tienen un objetivo de auto protección ante el entorno en que se desenvuelve. Tristemente dichos comportamientos solo contribuyen a que el individuo confirme que su entorno le es desfavorable, ya que alejará a los demás o recibirá violencia como respuesta.
El padre es importante para el desarrollo del sí mismo. Aún en su ausencia, la figura paterna le muestra al niño que mamá no es de su propiedad, sino que lo comparte con él y que todos forman una familia. Si el padre biológico no está presente en la vida del pequeño este rol puede estar ocupado por otra persona incluso por el empleo de la madre, pues es a través del empleo que el niño comprende que su madre no es exclusivo de él, sino que debe realizar otras ocupaciones.
A partir de esto en que el niño entiende que su madre también atiende otros aspectos de su vida y que él deberá esperarla, es como se forma la figura de autoridad. Si la mamá coloca al hijo por encima de todo entonces no se está formando la autoridad y esto representará un gran inconveniente para que el niño mantenga una sana relación con su medio, no sabrá seguir reglas y tendrá confrontaciones fuertes con sus padres, maestros y demás autoridades.
Cuando los niños comienzan a relacionarse con otros, en la escuela principalmente la cual favorece la socializan pueden compararse y obtener otros marcos de referencias para sus actitudes y conductas, así enriquecen el desarrollo de su sí mismo. La convivencia se vuelve fundamental en la obtención de habilidades para la vida gracias al aprendizaje que dejan las experiencias vividas en compañía de otros.
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